martes, 21 de octubre de 2008

Cuéntame tus días

Llega un buen día. Lunes. Te proponen algo en el trabajo: Yo lo desarrollo, lo documento, lo cocino, me lo invento... Y vuelvo a casa. Ahí está ella: cariño, compañía... ELLA.
Me cuenta sus cosas y yo le corto a ratos porque me gusta demasiado hablar. Disfruto.

Llega otro día: Sigo documentando, sigo inventando, sigo haciendo redonda la rueda...
Y vuelvo a casa. Ahí está ella: me escucha, me comprende, me apoya...ELLA.

Y al siguiente día: Sigo explicando, documentando, aprendiendo... Y vuelvo a casa. Ahí está ella: me abraza, me sonríe...ELLA.

Ya es Jueves. Aprendo, explico lo aprendido, aprendo, documento, explico...La rueda comienza a estar ovalada...Y al volver a casa, ahí está ella: Me enseña, me explica...ELLA.

Ya es viernes. Café, almuerzo, documento, más ordenador. Y vuelvo a casa, y ahí está ella: tiene tiempo y capacidad para unir de lunes a jueves en una sola tarde...ELLA

Mejoro, subo, avanzo, aprendo. Cuarta planta, quinta planta, tercera planta... sin destino conocido.

Te das cuenta de que sólo lo perenne vale la pena...

Y ahí está ELLA...

miércoles, 15 de octubre de 2008

Todo final tiene un principio



Debería decir algo así como: me alegro de volverte a ver...
Puede que preguntar simplemente: Qué te ha pasado?
Da igual... para ninguna de las frases hay un comentario correcto.

Y aunque lo haya, puede que vuelvas a casa preguntándote si hubiera sido mejor haber dicho otra cosa. O hecho... o pensado. No importa... o sólo a ti. Contradicción.

Contradicción como tu misma vida... que si nunca serás un hombre gris, que si nadarás contracorriente, que no serás un muerto viviente...
¿Recuerdas?

Ni siquiera te salen las palabras que escribiste hace años en un cuaderno transparente con la imagen de hoy, pero como un espejo que refleja tu imagen del pasado. La imagen deslumbra, o no, o simplemente apartas la vista para no mirar.
¿Te has quedado en aquellas palabras?

Me dijiste: andaré con la cabeza bien alta, seguro de mi mismo, arrollador, marcando el paso. Y te creí, y me lo sigo creyendo. Debe ser cuestión de fe.

Y te comprendo. Todos acabamos sometidos a la corriente del río. Pero algunos dejamos de nadar... y eso nos ahoga poco a poco.

Tal vez debería decir algo así como: Juan, encantado de conocerte... o tampoco.