Deja que te cuente

Deja que te cuente lo que pasó

cuando no pasó nada.

Deja que te cuente como fijé mi mirada

mientras ocultabas la tuya al mismo son.

Deja que te cuente cómo se rozaron las manos

buscando unirse en la distancia,

cómo se cruzaron los pasos 

andando cada uno en distinta dirección.

Deja que te cuente cómo no besé tus labios

mientras los tuyos palpitaban.

Deja que te cuente cómo no toqué tu cuerpo

pero pude acariciar tu alma.

Deja que te cuente cómo me mataba la sed de ti,

cuando los bares ya cerraban,

cómo compartí lo que de mí quedaba

bajo aquel manto sin fin.

Deja que te cuente cómo fue la despedida

pronunciada desde la razón,

deja que te cuente cómo serán mis días

cuando necesite tu calor,

cuando sólo quiera tu vida.

Y ahora, 

permite que me abrace al silencio,

permite que bese la desazón entre los dos,

permite que prosiga mi camino,

pero no me dejes decir adiós.